El Velo en el corazón

Estimados:

Buenas noches, pido a Dios ilumine nuestro entendimiento.

Sabemos bien lo que significa el velo que separaba al pueblo de Israel de la presencia de Dios.

El pacto de condenación y muerte un día llegaría a su fin, sería abolido.

Cuando Jesús vino al mundo y entregó su vida en la Cruz aquel velo que causaba separación se rasgó por completo como la señal inminente de que gozaríamos de un nuevo pacto por medio del cual tendríamos acceso directo a la Santa y Gloriosa presencia de Dios por medio de su Hijo.

Jesús es el único camino que nos conduce al Padre y la Biblia es su Palabra que nos revela el verdadero camino y nos hace templos aptos para la morada del Espíritu Santo.

Pero en los tiempos de Jesús y de los primeros años de la Iglesia Cristiana hubo personas que no aceptaron el nuevo pacto traído por Cristo al mundo para dar luz a los que vivían en tinieblas.

A pesar del poderoso testimonio del Señor por medio de las palabras y milagros, muchos cerraron su corazón y se privaron a si mismos de la verdad.

Ellos eligieron quedarse en el viejo pacto el cual los encerraba en maldición, el entendimiento de ellos fué oscurecido y el velo seguía en el corazón estorbándoles el paso hacia la vida eterna.

Los años han pasado y hoy la historia no es diferente, porque aquel que en el pasado endureció el corazón de aquellos judíos, es el mismo que hoy ha colocado el mismo estorbo en el corazón de miles de personas en el mundo.

Porque hoy las diversas doctrinas que andan alrededor del mundo fueron creadas con un único fin, separarnos de Dios colocando un velo en nuestro corazón, esto significa no conocerlo, significa elegir un camino que no es el verdadero y que por ende no nos conduce a la Santa presencia.

El mismo velo de aquellos judíos está hoy en el corazón de muchos.

Cuando toman por verdad doctrinas turbias se puede ver ese velo, cuando se llenan de los libros de los "apóstoles" de hoy se ve ese velo, cuando se aman las cosas de este mundo se ve el velo.

Hermanos, el velo nos aleja de la presencia de Dios, no dejemos que se nos coloque un velo en el corazón, sino creamos por fe en el sacrificio de Jesús que rasgó el velo.

"Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos. Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios. Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios. Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo"(2 Corintios 4:1-6).

Y dice más:

" Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza; y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor"(2Corintios 3:12-18).


Dejemos que el evangelio verdadero nos transforme por medio de la voluntad de Dios.

Que Dios los bendiga.