Estimados:
Buenas noches, que Dios nos dé entendimiento de su Palabra.
Estaba leyendo el libro del Profeta Jeremías y a pesar de que fue para el pueblo de Israel y Judá, hoy el Espíritu de esa palabra sigue firme para nuestros días y pareciera que tuviéramos al profeta en nuestros días hablando. Pero sabemos que es la Palabra de Dios y que pueden pasar siglos y Su Palabra nunca pasará.
En particular me dejó pasmado un pasaje en donde Dios está hablando directamente a su pueblo por medio de su profeta, entonces ahí fué cuando dije ¿quiénes somos para que el Señor nos hable de esa manera?
Me puse a pensar en ese pasaje y a preguntarme a mi mismo lo que Dios pregunta a su Pueblo, la pregunta es la siguiente:
"Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?"(Jeremías 2:5). Si bien es bastante extenso el pasaje, lo que me sorprendió fue esta pregunta, ella es la esencia de todo el pasaje, porque Dios al ver la dureza de su pueblo y cómo lo habían dejado les hace esta pregunta.
Sabemos bien que el problema de la ignorancia espiritual es de antaño, en nuestros días ya nacemos con esta desgracia de no conocer a Dios, vivimos muchos años separados de Él. Pero nosotros sómos unos de los tantos hijos de los hijos de aquellos que se alejaron de Dios dejándolo por cosas vanas.
Aquellos padres aún viendo con sus propios ojos la misericordia de Dios y la fuerza de su poder lo rechazaron, lo cambiaron por cosas que no aprovechan.
Estas cosas han sido el culto y la religión vana, y hasta el día de hoy lo vemos en medio de nosotros como en aquellos días. Es igual a una tradición que se hereda de hijo en hijo por muchas generaciones, pero realmente trágica.
Muchos de nosotros ha sido testigo de todas estas cosas.
Entonces la pregunta es: ¿Qué maldad vemos en Dios para que nos alejemos de Él?
¿Ciertamente puede ser Dios objeto de rechazo? ¿Por las cosas que muchas veces lo cambiamos, realmente valen la pena?
Si Él nos da la gracia de poder abrir todos los días nuestros ojos para contemplar la luz de cada día, si Él hace llover sobre la tierra para que no muramos y nada nos falte, si Él nos muestra un camino más excelente que el nuestro para que podamos venir a la vida.
La respuesta es que no le amamos de todo el corazón, porque nuestro corazón ama todo lo que Dios aborrece, tenemos deleite en las cosas que a nuestra propia opinión son vida y nos hacen "feliz".
Nuestro corazón egoísta no nos deja ver la misericordia de Dios para con nosotros todos los días, sino que, obstinados, queremos vivir conforme a nuestros deseos, teniendo por sublime nuestros propios caminos.
En realidad no tenemos palabras para responder esa pregunta, porque ciertamente no hay ningún mal en Dios, sino que los malos somos nosotros.
Porque hoy muchos aún conociendo la voluntad de Dios siguen haciendo cosas que no son de su agrado, siguen alejándose y olvidándose de Él todos los días. Y aquellos que no le conocen hasta blasfeman de su nombre.
Por favor miremos con atención a Dios y a todas las cosas de este mundo que amamos y saquemos conclusiones.
¿Cuántos "amigos" te han traicionado y dado vuelta la espalda cuando más los necesitabas? Dios nunca te dará la espalda.
¿Cuántas veces hasta los familiares más cercanos en quien tenemos toda la confianza nos han defraudado? Dios jamás te va a defraudar.
¿Las cosas materiales que tenemos nos dan felicidad? Dios te dará paz y alegría eterna.
¿El alcohol, las salidas a bailar, las reuniones con "amigos", un noviazgo, nos hacen feliz, nos dan paz? Te aseguro que no, porque muchas veces aún teniendo todas estas cosas nos sentimos vacíos y tristes, muchos hasta han pensado quitarse la vida. El vivir en comunión con Dios todos los días y el reunirte con Él por la fe en tu cuarto en secreto, por medio de la oración, te aseguro que te traerá imnumerables alegrías y una paz que jamás podrás comparar.
¿De todos los libros que has podido leer, cuál de ellos te ha dado paz duradera y fe?
Seguro que ninguno, porque los lees hoy y en unos días te olvidas para siempre. Pero la Biblia te hará fructificar tal cual árbol sembrado a orillas de un río, porque constantemente te alimenta.
¿El tener una religión o seguir a un hombre, nos ha hecho mejor persona hacia los demás? Seguir la voluntad de Dios te edificará, te perfeccionará para ser luz en este mundo y tu luz alumbrará a aquellos que miren para ti.
¿Podrá el afan de verte "bien" en la apariencia externa hacer tu corazón rebosar de alegría? Lo dudo, porque hoy vemos mujeres y hombres que se afanaron para ser "hermosos" por fuera y han terminado siendo los más lindos de un cementerio.
¿Por qué después de tantas cirujías, peinados y ropas costosas sientes ganas de morir? ¿No te hacía todo esto feliz?
¿Y dónde quedó la alegría de aquel viaje al lugar más bello y caro de este mundo que hoy estás consumido por la depresión?
¿Por qué vives con miedo si tienes por "dios" a un pedazo de piedra o madera en forma de hombre o mujer? ¿A caso no oras a tu "dios" para que te responda?
Sin embargo el miedo te consume y la confusión te turba.
¿Cuántas veces hemos sentido que todo lo que hemos vivido, en nada nos hizo feliz?, sentimos que hemos desperdiciado la vida y que no hemos aprovechado bien los años. Dios nos da la oportunidad de ser nuevas criaturas y empezar de nuevo.
Tú que eres jóven quizás en unos años más si es que sigues con vida veas lo vano que has vivido, hoy estás a tiempo de entregar tu juventud a Dios y vivir años de plenitud en su presencia.
Hermanos si podemos ver que nuestros padres no vieron maldad alguna en Dios, sino puro amor y sin embargo se alejaron de él, no hagamos nosotros lo mismo, al menos que me digas que has encontrado maldad en Él.
¿Sabes?, las veces que Dios dice: Después de hacer todo esto se volverá a mí pero no se volvió. Tu corazón clama que te vuelvas a Dios, entiende que cada vacío y tristeza profunda y de muerte que has sentido, son las señales y los gritos de tu alma y corazón pidiéndote abrir la puerta a tu Padre Celestial.
Israel cada vez que gemía clamaba a Dios, ¡el único Dios! En ese momento ningún dios les podía responder, dar consuelo y librarles.
Tú hermano que ya has conocido su voluntad no lo niegues como si en Él hubiera algo malo y como si no fuera provechoso vivir en su presencia.
Y tú que todavía no lo conoces no dejes que tu corazón sea engañado por hombres corruptos que usan su nombre para lucrar, ten presente que ellos recibirán su pago.
Sino te pido que te hagas la pregunta que he citado al comienzo de esta palabra y permitas a Dios, por medio de Su Palabra, mostrarte lo hermoso de su presencia.
Me imagino a Dios hablándome con amor ¿qué maldad has visto en mi que te has alejado? Mi corazón se estremece y se me hace un nudo en la garganta, y le clamo ¡Perdón Señor, nada malo hay en tí!
Porque aunque recorriera el mundo entero buscando hallar algún mal en Él me fatigaría en vano.
¡Quiero volverme a tus brazos y quedarme allí para siempre!
Que el Señor derrame su misericordia sobre nosotros.
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